La estructura metálica empleada era similar a la de los grandes depósitos de gas de la época, y la gente comenzó a llamarlo El Gasómetro.
Nunca hubo un verdadero gasómetro en las cercanías del gran estadio de San Lorenzo de Almagro.
Pero hubo otro estadio no lejos de Boedo que sí se construyó a la sombra de un enorme depósito de gas. Era la cancha de madera de Huracán, en Alcorta y Luna. Ahí nomás estaba la súper usina Corrales, de la Compañía Primitiva de Gas.
Para fabricar gas se quemaba carbón de hulla que se importaba. Se lo usaba en principio para iluminar, y luego para cocinar y calefaccionar.
En 1949 se construyó el gasoducto desde Comodoro Rivadavia y dejó de importar carbón. La cabecera del ducto llegaba a los gasómetros de Alcorta.
Aquellos enormes gasómetros se desmontaron en los años ’80, pero no sin antes regalarnos desde su cima esta magnífica postal del Palacio Ducó.